lunes, 7 de abril de 2008

Laporta ya no es el que era.

Laporta perdió el poco crédito que aún conservaba.
En la Trobada Mundial de Peñas vendió un discurso propio de un político. Atacó a la prensa, culpándola de no ser barcelonista, arengó a los peñistas para apoyar al equipo en las dos competiciones por las que todavía lucha el equipo, remarcó la buena situación a nivel económico del club, y dió esperanzas a los barcelonistas, (que no son tontos, señor Laporta) para cosechar el título de Liga, que a estas horas parece ya inalcanzable.

El señor Laporta discrimina a las peñas, al socio, y sobretodo, a los culés no catalanes. Con éste último mítin, no hace otra cosa que perder credibilidad. Vendió algo que ni él mismo cree. Y sobretodo, vendió ilusión barata, muy barata. No pido el cese de nadie a estas alturas de la temporada, pero sí una mejor planificación de la próxima campaña, sobretodo de cara al equipo, al socio sobretodo y a las peñas.



"Me resisto a decir que estamos tan mal como algunos quieren hacer ver".

No, señor Laporta, usted también está mal.