jueves, 20 de marzo de 2008

Castillos de naipes


Todavía no salgo de mi asombro. El equipo parecía que iba a renacer, e incluso yo mismo, que suelo tener los pies en el suelo y ver el vaso blaugrana siempre medio vacío, vaticiné en este blog que la cosa mejoraba. A Ronaldinho se le veía contento hace unos partidos, volvía la sonrisa a su rostro, intentaba regates, pases de los de antaño, se marchaba de su marcador en carrera, hacía goles de chilena. Pues bien: espejismo puro.

Nos levantamos hace un par de días con la noticia de que Dinho, el grande, el ganador de una Champions, de varias Ligas, el genio, el mago, había fingido una lesión como un Guti cualquiera. Mazazo de los grandes para los culés. No tan sólo porque demuestra una falta de compromiso en alguien que hasta hace poco lo daba todo por el club, sino también porque era el último paralelismo que faltaba con el Madrid de los galácticos.

Ronnie: ¿por qué lo hiciste? ¿Te superó por fin la presión? ¿Has perdido la ilusión por ganar? ¿O quizás te han aconsejado mal por enésima vez? Tú, que podías ser grande, que ya lo fuiste durante tus primeros años, que nos diste tantas alegrías. Todos te idolatraban, todos te querían. ¿Qué te pasó, Gaúcho?

Por desgracia, parece que es el fin de una era. Este evento no es más que la confirmación de que el Barça está muy tocado y que todos los castillos de naipes que hacíamos a principios de temporada, con los nuevos fichajes, con las perspectivas de futuro, con la ilusión por dejar atrás una temporada nefasta, no eran más que eso: castillos que duraron el poco tiempo que tardó en llegar una pequeña brisa.

Y bien: ¿ahora, qué? Pues sólo toca animar al equipo, que hoy hay partido importante, y esperar que se termine la temporada lo más dignamente posible. Y empezar a hacer más castillos de naipes para la que viene. A ver si, esta vez, son más sólidos. Por lo pronto, un par de cartas no deberían estar, porque están muy gastadas y desequilibran la construcción: el As Brasileño y el Rey Tranquilo.

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